sábado, 3 de enero de 2009

LDLP 8

Generalmente solemos creer ser una persona en un mundo de personas y hasta a veces, un objeto en un mundo de objetos. O mejor dicho, creemos ser el centro de ese mundo, o en el mejor de los casos, creemos girar alrededor de ese centro, o por lo menos, conocerlo. Creemos y sabemos que ese conjunto de ideas u objetos son necesariamente lo mas importante del mundo, sin ninguna duda. ¿por que creemos esto?
Por que no podemos ni queremos aceptar que no todo lo que necesitamos para vivir sea necesariamente cierto, ni que todo lo que nos guste es necesariamente importante para alguien mas que no seamos nosotros. En la mayoria de los casos, buscamos en realidad ser nosotros los importantes, y esa actividad es solo un puente hacia nuestra importancia, buscamos la admiracion de nuestro ego. A lo sumo, en el mejor de los casos, se busca la elevacion del producto y no del productor.
Inevitablemente no podemos evitar ver a la gente entonces como un espejo, al igual que vemos un espejo en todas las cosas y situaciones, el universo entero es en menor o mayor medida un espejo de nosotros mismos, y ver a traves de ese reflejo, traspasar nuestra refleccion en las cosas, pasar a traves de todo el empañe y los espejismos que crean nuestros reflejos, es llegar a la claridad, al lenguaje universal, pero tambien es sentirnos mas solos, ahora el mundo esta mas vacio, mucho mas indiferente y libre, libre de todos esos hologramas de nosotros mismos.
En el claro de un bosque o en el lago de una cascada nos es mas dificil ver todo como un espejo, por lo que esos lugares son los mejores para empezar a darnos cuenta de por lo menos una verdad: A la mayoria del universo le importa un pepino nuestra idea sobre ellos. Nuestro universo es solo nuestra idea de el, pero nunca el universo verdadero. Y por otro lado, somos inexorablemente parte de ese universo, la creencia contraria de esto deriva de la creencia de la imposibilidad de ser uno y todos a la vez.
Pero en fin, volvamos a las personas. Estamos acostumbrados a verlas de una manera muy particular: Cada encuentro con una persona tiene primero que nada, que satisfacer y renovar nuestra idea de ella. La idea que tenemos sobre esa persona, es para nosotros la persona en si. Y en la mayoria de los casos, atribuimos causas y propositos a sus actos, causas y propositos que obviamente deben coincidir con nuestra "idea de persona". Este acto , llamado muy por arriba juzgar o prejuzgar, es sin embargo una accion casi magica que realizamos cada momento de nuestra vida con toda cosa en la que se posan nuestros ojos.
Esto es algo a lo que debemos vencer si queremos ver lo que esta ahi y escuchar lo que suena. Una buena manera de empezar es con las personas. No debemos esperar ninguna conducta, acto o reaccion predeterminada de ninguna persona, ni tampoco juzgar o analizar todo lo que haga segun nuestra propia idea ( obviamente errada) de esa persona, por que al hacer esto estamos encajonando a la persona , y no solo esto, sino que nos estaremos perdiendo los verdaderos significados de sus actos, palabras, ect. Y todo esto radica como siempre en un problema de percepcion: No sabemos escuchar. Creemos que escuchar es solo prestar el oido, aunque en nuestra cabeza la muralla de nuestros prejuicios e ideas no deje pasar nada, o aun peor, estas sean como un filtro que transforma y deforma lo que el otro trata de decirnos, en cuyo caso creeremos escuchar lo que no es. El problema esta en a quien escuchamos. Cuando creemos estar escuchando al otro, en realidad escuchamos a nuestra voz interior. Y la cuestion es que a muchos de nosotros nos gusta oir mas a nuestra voz interior que a la voz del otro, lo cual es un gran error, por que esa voz somos nosotros mismos, no podra decirnos jamas algo nuevo, solo tiene cosas viejas , dichas de otro modo. El secreto esta en la reaccion. Cuando escuchamos realmente a otra persona, casi siempre terminamos o maravillandonos u indignandonos u horrorizandonos con lo que nos transmite, pero siempre atrapa nuestra atencion y nos sorprende. En cambio, el hecho de sentirnos por encima de todo y de aburrirnos, o de fastidiarnos sin razon aparente, es probada señar de sordera.
De la misma forma hacemos con el resto de los estimulos que el universo nos manda incesantemente. Aprender a escuchar, y a ver, es quizas lo mas importante para retornar a lo universal.